Negándome a seguir tragando el desprecio de los necios
A conceder oidos a su inusitado verbo
A repetir errores y a vivir de los recuerdos
A encontrar la noche sumergido en el infierno
A despertarme luego para malvender mi tiempo
Negándome a seguir aceptando el desplante de los egos
A vender mi alma que se esconde de mis miedos
A perder por ello el aroma de mi sueños
A vivir observado por las lentes de sus perros
A portar a hombros el estandarte de sus dueños
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