se aferra mi esperanza por seguir.
En la quietud de un fracaso
veo que no hice sino fingir.
Prolongó mi tormento esa esperanza
de una probabilidad inexistente.
Imaginé digno de alabanza
despertar de forma incipiente.
Crepitan en mi pecho
llenando toda oquedad.
Dejándome maltrecho
en un acto de egoísta piedad.
Las llamas engullen mi alma
llenándome de promesas fingidas.
Cubriéndome de insana calma
que abre aún más mis heridas.
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